"Mantendré mi secreto todavía" |
"Cuando se acercaban a Jerusalén, junto a Betfagé y a Betania, frente al monte de los Olivos, Jesús envió dos de sus discípulos, y les dijo: entrad en la aldea y luego que entréis en ella, hallareis un pollino atado, en el cual ningún hombre ha montado; desatadlo y traedlo. Y si alguien os dijere: ¿Por qué hacéis eso? decir que el Señor lo necesita, y que luego lo devolverá. Fueron, y hallaron el pollino atado afuera a la puerta, en el recodo del camino, y lo desataron. Y unos de los que estaban ahí les dijeron: ¿Qué hacen desatando el pollino? Ellos entonces les dijeron como Jesús había mandado; y los dejaron ir. Y trajeron el pollino a Jesús, y echaron sobre él sus mantos, y se sentó sobre él. También muchos tendían sus mantos por el camino, y otros cortaban ramas de los árboles, y las tendían por el camino. Y los que iban delante y los que venían detrás daban voces, diciendo: ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Bendito el reino de nuestro padre David que viene! ¡Hosanna en las alturas! Y entró Jesús en Jerusalén, y en el templo; y habiendo mirado alrededor todas las cosas, como ya anochecía, se fue a Betania con los doce"
Mateo 21, 1-11.
The Donkey
When fishes flew and forests walked
And figs grew upon thorn,
Some moment when the moon was blood
Then surely I was born.
With monstrous head and sickening cry
And ears like errant wings,
The devil's walking parody
On all four-footed things.
The tattered outlaw of the earth,
Of ancient crooked will;
Starve, scourge, deride me: I am dumb,
I keep my secret still.
Fools! For I also had my hour;
One far fierce hour and sweet:
There was a shout about my ears,
And palms before my feet.
El Burro
Cuando los peses volaron y los bosques caminaron
Y los higos crecieron encima de las espinas,
Algunos momentos cuando la luna estaba sangrienta
Entonces seguramente yo había nacido
Con la cabeza monstruosa y los enfermos llantos
Y las orejas como errantes alas,
La parodia caminante del diablo
Andando en cuatro patas
El forajido andrajoso de la tierra,
De antigua y perversa voluntad;
Hambriento, azótenme, ridiculícenme: Soy un tonto,
Mantendré mi secreto todavía
¡Idiotas! Porque yo también tuve mi hora;
Una hora feroz, lejana y dulce:
Allí había un grito sobre mis orejas,
Y palmas ante mis pies.
Hermoso, hermoso poema de Chesterton
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