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lunes, 6 de diciembre de 2010

Una audiencia más contenta - Director Leo McCarey católico



Una audiencia más contenta

El director Leo McCarey (An Affair to Remember, The Bells of St. Mary's) quería que sus espectadores salieran de los teatros con una sonrisa en sus rostros.
Eric David | publicado 21/7/2009

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De todos los cineastas descritos en esta serie, Leo McCarey debe ser al que más se pasa por alto, y el más devoto. Nacido en 1896 y criado en la fe católica, asistió al St. Joseph's Catholic School en Los Angeles y permaneció siendo un católico practicante hasta su muerte en 1969.

Fue también un gigante de sus días. Sus películas fueron éxitos financieros y sobre la crítica; muchas-como An Affair to Remember y The Bells of St. Mary's—han permanecido como household names. McCarey trabajó en cerca de 200 películas en 40 años, principalmente comedias. Fue el primer director (y es uno de los siete) que ha ganado el Oscar por Mejor Película, Mejor Director y Mejor Guión el mismo año. Jean Renoir dijo que McCarey "entiende mejor a las personas que cualquier otro en Hollywood."

Antes de ingresar en el rubro cinematográfico, McCarey intentó ser boxeador de peso mediano (su padre fue un promotor irlandés-católico), posteriormente se involucró en la minería del cobre como inversionista, y finalmente trabajó como un abogado defensor penal, siguiendo el derecho por presión de su padre. Después sostendría que nunca ganó un caso y que su último cliente lo persiguió a fuera del tribunal y por la calle tras haber perdido. También intentó escribir canciones, escribiendo cientos de ellas, ninguna llegó a ser popular-una gran frustración en su vida.

Cambiando a la cinematografía, en la década de 1920 trabajó en el estudio Hal Roach, rompiéndose los dientes escribiendo escenas para la serie Our Gang (Little Rascals), con la que muchos de nosotros crecimos viendo en televisión, y posteriormente comenzó a dirigir cortos. Junto por primera vez a dos comediantes, Stan Laurel y Oliver Hardy, de esta forma hizo historia en el cine poco menos de una década antes de comenzar. Escribió y dirigió muchos de sus cortos, y para 1929, era vicepresidente de producción del estudio.

Usualmente en las mañanas se sentaba en su piano, tocaba ragtime, y cocinaba escenas improvisadas para filmar. Este acercamiento musical continuaría por lo largo de su carrera, e incluyó escenas musicales en casi todas sus películas, sin que ninguna de ellas fuera etiquetada como musical. Los musicales suelen detener el progreso de sus tramas durante los números musicales, pero las brillantes películas de McCarey logran que la trama avance con los números musicales, no eran distracciones, sino progresos: no intermedios, sino partes integrales de la historia que estaba contando.

Con la llegada del sonido, él se expandiría y trabajaría con muchas estrellas, enfocándose en sus fortalezas y sus amores, principalmente comedias y la música. Sus continuos éxitos en la década de 1930 son difíciles de creer; dirigió a Gloria Swanson en Indiscreet en 1931, Eddy Cantor en The Kid from Spain en 1932, a los Marx Brothers en Duck Soup en 1933, W.C. Fields, George Burns y Gracie Allen en Six of a Kind en 1934, Mae West en Belle of the Nineties en 1934, Charles Laughton en Ruggles of Red Gap en 1935, Harold Lloyd en The Milky Way en 1936, y se destacó como vanguardista con unas de las primeras comedias screwball y una de las primeras películas de Cary Grant con su ahora-clásica personalidad, modelada en parte del mismo McCarey, The Awful Truth en 1937. Aunque McCarey se llevaría un Oscar por Mejor Director por su trabajo en esta película, siempre mantuvo un rencor en contra de Grant por robarle su personalidad para la película y su subsiguiente carrera de mega estrella. Esto es irónico porque McCarey solía poner alusiones autobiográficas en casi todas sus películas

En cuanto a su acercamiento, McCarey le dijo a un entrevistador, "Amo cuando las personas ríen, amo cuando las personas lloran, me gusta que las historias digan algo, y espero que las personas salgan más felices del teatro que cuando entraron."

Sobre su éxito: "No sé cuál es mi fórmula. Solo sé que me gusta que mis personajes caminen sobre nubes. Me gusta que tenga un poco de cuento de hadas. Dejen que otros fotografíen la fealdad del mundo. No quiero estresar a la gente." Muchas de sus películas se centraban en escenas de enseñanza—una persona le enseña a otra a cantar, a boxear, a hablar en la radio—pero siempre mostraban a un profesor con compasión, quien perdona a sus estudiantes por sus errores, perdonaba sus pecados, tal como McCarey lo había sido por sus muchas fallas antes de aprender cual era su lugar en el mundo.

También valoraba los momentos de silencio en sus películas, especialmente al final—como en The Awful Truth o Going My Way, comedias que terminaban de forma pacífica, con un continuo y pequeño silencio. En lugar de terminar con un estallido, las comedias de McCarey terminaban con un murmullo … y nosotros las recordamos. El uso del silencio en sus finales ha sido comparado con el de Robert Bresson. McCarey no está en la misma liga, pero tiene un efecto similar en su audiencia con el contraste, el claroscuro, entre la actividad, algunas veces estridentes, números musicales y los silenciosos y contemplativos finales.

Tras su seguidilla de éxitos de comedias, su trabajo tomaría un giro más serio, comenzando con la película que él consideró su mejor, Make Way for Tomorrow, también hecha en 1937. "Si realmente tengo talento," contó a un entrevistador, "aquí es donde aparece." Orson Welles exaltaría las virtudes de la película extensamente junto a Peter Bogdanovich en su libro de entrevistas con el gran director, diciendo que la película "haría que una piedra llorara." McCarey dijo cuando ganó su Oscar por The Awful Truth ese mismo año, "Gracias, pero me lo dieron por la película equivocada." La película trata sobre una pareja de ancianos quienes, debido a dificultades financieras, se ven forzados a separase y mudarse con sus cinco hijos que están demasiado-ocupados-como-para-que-les-importe, quienes se los pasan de uno a otro como papas calientes.

La carrera de McCarey también tendría un giro religioso, especialmente tras un accidente en auto casi fatal e 1940. Siempre quiso hacer una película sobre Adan y Eve, peor nunca la hizo. Y aunque hay destellos espirituales en sus primeras películas (el Brit Charles Laughton en Rugglesof Red Gap cita el Discurso de Gettysburg en un bar, y al terminar todos los estadounidenses se toman su cerveza, pareciera ser una especie de comunión), tiene escenas en iglesias en sus últimas nueve películas en las que aparece al menos un sacerdote o una monja como personaje protagónico en al menos cuatro de ellas. Las películas de McCarey tienen temas espirituales y religiosos tales como el amor en este mundo refleja el amor de Dios por la humanidad, el encontrar la vocación en uno por el servicio a los demás, un interés por el pacifismo y un enojo hacia la avaricia. El perdón es el mayor tema de McCarey, el que aparece en casi todas sus películas.


Bing y Ingrid en una de las mejores de McCarey

En la década de 1940 produjo y dirigió dos de las películas más clásicas sobre un sacerdote y una monja, Going My Way y su secuela The Bells of St. Mary's. McCarey co-escribió la última junto a Dudley Nichols basándose en su tía real, una monja de Hollywood que falleció de fiebre tifoidea. Ambas películas fueron los mejores éxitos de taquilla en 1944 y 1945, respectivamente. The Bells of St. Mary's fue vista por más espectadores en el cine que cualquier otra película estadounidense en la historia cinematográfica.

Mucho antes que la descripción/presentación en el cine—y la imitación de la vida de sacerdotes que son más pecadores que santos—Bing Crosby trajo a un al personaje del Padre O'Malley como un sacerdote con corazón de oro, y brillantes ojos azules angelicales, complementado perfectamente por la Hermana Superiora sólida, profunda pero jovial interpretada por Ingrid Bergman. Después de que Spencer Tracy y James Cagney rechazaran el papel, Crosby fue contratado, prestando sus talentos vocales a la película, resultando en un hit número uno en la primera película con la canción "Swinging on a Star," pero también impresionaría al público con su excepcional actuación. Going My Way ganaría el Oscar a Mejor Película, como también otros siete premios, incluyendo Mejor Director para McCarey. The Bells of St. Mary's es una de esas extrañas secuelas que sobrepasa a la original; siendo una historia de amor entre un sacerdote y una monja, amor prohibido debido a su mayor amor, y deboción, a Dios.

Ambas películas fueron ampliamente exitosas, pero también lo fue McCarey. Siendo el productor de las películas, también se llevó parte de las ganancias, y como resultado tuvo el ingreso más alto en Estados Unidos en 1944. Luchó por lograr entender el pulso de la nación durante la Guerra Fría hasta que hizo An Affair to Remember en 1957, una adaptación de su película de 1938 titulada Love Affair. Su último éxito fue Rally Round the Flag, Boys!, protagonizada por Paul Newman y Joanne Woodward—su segunda película juntos desde que contrajeron matrimonio en 1958.

Su última película fue la poco exitosa Satan Never Sleeps de 1962, que trata sobre sacerdotes católicos en la China Comunista. Renunció a la película, una de sus más oscuras, antes de completarla, dejando al estudio para que uniera las piezas. McCarey falleció siete años después de una enfisema.

En 2006, se dijo que un trofeo Oscar, atribuido a McCarey como Mejor Director iba a ser subastado—pero terminó siendo mentira. La estatuilla de oro fue retirada de la subasta, debido a que su hija probó que ella todavía tenía sus tres Oscar a Mejor Director.

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Traducción de Alfred Capra para Cine para católicos, con autorización de Christianity Today.

(http://www.christianitytoday.com/ct/movies/commentaries/filmmakersoffaith/fof_mccarey.html?start=2)

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