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domingo, 14 de abril de 2013

Un católico enojadizo - Alfred Hitchcock Director católico




Nacido en una familia católica y luego asistiendo a un colegio jesuita, Alfred Hitchcock suele incorporar imágenes religiosas en sus películas-aunque tuviera una relación de amor odio con su fe.

Peter T. Chattaway | publicado el 25/7/2006

(Algunas películas recomendadas acá)

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Los jesuitas tienen un dicho: "Denme un niño hasta los siete años y les daremos al hombre." El lema casi podría ser dicho para describir a Alfred Hitchcock, el legendario director de cine y productor de televisión que realizó más de 50 películas e su carrera que se extendió durante medio siglo. Nacido en una familia católica en Londres en 1899, Hitchcock no inició sus estudios en el colegio jesuita sino hasta que tuvo uno o dos años más que siete, pero la influencia de su crianza puede ser vista a través de toda su obra-.

Junto a su esposa, Alma.

Hitchcock creció en una estricta familia católica que iba a Misa regularmente en una iglesia a cargo de uno de los primos de Hitchcock, un sacerdote. El mismo Hitchcock fue, brevemente, un monaguillo. En 1908, comenzó a asistir al St. Ignatius College, un colegio jesuita.

Años más adelante, intento bajarle el perfil a la influencia religiosa de su educación. En una entrevista con el crítico de cine que se convirtió en director, Peter Bogdanovich, Hitchcock le da crédito a los jesuitas por enseñarle "organización, control y al mismo tiempo un grado de análisis …. No creo que el lado religioso de la educación jesuita generara una impresión tan grande en mi como la estricta disciplina que uno debe soportar durante ese tiempo." El dijo que la influencia religiosa en el colegio consistía principalmente en el miedo, "pero ya he crecido fuera del miedo religioso."

A pesar de ello, Hitchcock fue un católico practicante durante la mayor parte de su vida. Su esposa Alma, una editora de cine, se convirtió al catolicismo antes de su matrimonio en 1926, y trabajaron y vivieron juntos hasta su muerte en 1980. Iban a Misa semanalmente, y calladamente hizo varias donaciones a iglesias católicas y a caridades. En 1952, su hija Patricia contrajo matrimonio con el sobrino nieto del fallecido Cardenal William O'Connell, quien fue un poderoso arzobispo de Boston.

Hitchcock, una de los directores más exitosos de la historia en Reino Unido y Hollywood, comenzó a dirigir películas mudas, y la primera película hablada de Inglaterra, Blackmail, en 1929. Tras una seguidilla de éxitos internacionales, incluyendo The 39 Steps (1935) y The Lady Vanishes (1938), se trasladó a Estados Unidos y dirigió Rebecca (1940), la primera de seis películas por las que sería nominado al Premio de la Academia por Mejor Director. (Nunca ganó, aunque Rebecca ganó el Oscar a Mejor película.)

Prosperó en los desafíos técnicos. Montó películas completas, como Lifeboat (1944) y Rear Window (1954), en un solo set, y filmó Rope (1948) en una serie de largas tomas, cada una en promedio de ocho minutos, diseñado para hacer que una película parezca que fue filmada por completo en una sola toma. También le gustaba experimentar con nuevos géneros y medios, ya sea filmando Dial M for Murder (1954) en 3-D, creando su propia serie de televisión en 1955, o haciendo su propia versión de una película barata pero a la vez la altamente taquilleras película B-movie de su era Psycho (1960).

Ayudándose de las imágenes religiosas

Y aunque el pudo haber crecido fuera de lo que llamaba "miedo religioso," las películas de Hitchcock se hicieron famosas por su suspenso, su complejidad psicológica, su enfoque en la naturaleza de la culpa, y su poder para recordar al espectador que el bien y el mal residen en los corazones de todos. Es más, su frecuente descripción de estos temas de formas que se apoyaban de las imágenes religiosas, como iglesias, íconos y hombres con sotanas.

Un tema recurrente en las películas de Hitchcock es el del hombre inocente que es acusado de un crimen que no cometió—lo que los críticos llamaron "transferencia de la culpa." En un nivel, estos temas hacen ecos en la forma en que Jesús, como una víctima inocente, fue acusado falsamente y asumió los pecados del mundo. Pero Hitchcock también utilizó estos temas para explorar como las personas al parecer inocentes tiene sus propios lados oscuros.

Por ejemplo, en el clásico mudo The Lodger (1927), un celoso oficial de policía con su joven pareja, rubia—las rubias son un motivo recurrente en Hitchcock—acusan a un extraño de ser un asesino en serie quien ya ha asesinado a varias mujeres rubias. El extraño es inocente de este crimen en particular, pero no es exactamente puro; en realidad está planeando encontrar y asesinar al asesino en serie, para vengar a su propia hermana.

Las cosas se pusieron más complicadas en, digamos, Strangers on a Train (1951). Un famoso jugador de tenis está intentando lograr divorciarse de su adúltera, manipuladora y distanciada esposa, y conoce a un hombre que le dice que desearía que su propio padre estuviera muerto. El hombre propone intercambiar asesinatos; si la esposa y el padre son asesinados por personas completamente extrañas a ellos, la policía nunca podrá establecer un motivo para los homicidios. El tenista no toma en serio a este hombre, hasta que un día su esposa en realmente asesinada-pero como el tenista no puede establecer una coartada, de todas formas es sospechoso por su homicidio.

Significativamente, antes de que el homicidio tenga lugar, el jugador de tenis dice en un momento de ira que le gustaría mucho asesinar a su esposa. Así que aunque técnicamente sea inocente del crimen, igualmente se beneficia de su homicidio, y todavía se podría argumentar que comparte la culpa de su muerte, en un nivel más profundo, en un nivel espiritual. De cualquier forma, Hitchcock pone al descubierto como el impulso del pecado habita dentro de nosotros incluso cuando nosotros no lo cometimos.



El tema de la transferencia-de-la-culpa encuentra su forma más explícitamente católica en I Confess (1953), protagonizada por Montgomery Clift en el rol del sacerdote que escucha la confesión de un homicida y luego resulta él sospechoso de homicidio. Como el sacerdote debe guardar el sigilo sacramental no puede decir lo que le ha sido revelado, no puede decirle a la policía quien cometió el crimen, ni siquiera para salvar su propia vida.

En un nivel, el sacerdote ha sido interpretado como una especie de figura de Cristo, porque carga con los pecados de otro hombre. El mismo Hitchcock parece apuntar en esta dirección cuando pone en el cuadro al sacerdote en contra de un largo crucifijo en el fondo, o cuando pone al sacerdote detrás de una estatua de Cristo cargando la cruz.

Pero la película es más compleja que eso. Por una parte, se nos revela que el sacerdote podría ganar algo por el homicidio del hombre en cuestión; vemos que la víctima, solamente por coincidencia, estaba intentando extorcionar a una mujer con quien el sacerdote tuvo un romance años antes de ser ordenado. Y mientras cada persona va confesando sus pecados de su pasado, comenzamos a darnos cuenta que el "I" ("Yo") del título de la película puede referirse a cualquiera de ellos. En cierta forma, Hitchcock descubre la caída compartida de la humanidad, pero a la vez la posibilidad compartida de la redención.

Una reafirmación de fe

Una de las películas más inusuales de Hitchcock también toca este tema. The Wrong Man (1956) está basada en la historia real de Manny Balestrero (Henry Fonda), un músico que es arrestado en la puerta de su casa y juzgado por una serie de robos a mano armada que él no cometió. Mientras Manny se ve trasladado entre la estación de policía, la prisión y la corte, su esposa Rose (Vera Miles) sufre un quiebre nervioso.



Debido a que está basado en una historia real, The Wrong Man está filmada de una forma mucho más realista que las otras películas de Hitchcock—aunque hay excepciones a este "realismo." En una escena, la madre de Manny le ruega que rece, y lo hace, parado frente a un ícono de Cristo con un rosario en sus manos. Mientras reza, Hitchcock utiliza una doble exposición para mostrar a un hombre caminando por la calle hasta que su rostro se muestra en primer plano, sobreponiéndose al rostro de Manny. Luego este hombre intenta robar una tienda—y cuando es atrapado, prontamente es acusado con todos los cargos que se le habían imputado a Manny.

Así, Manny es puesto en libertad, y al final algunas de sus oraciones son contestadas. De acuerdo al biógrafo Patrick McGilligan, Hitchcock solía disculparse por esta escena debido a que parecía violar el "realismo" de la película, pero sin embargo insistía en que era una de sus cosas favoritas de la película. "La cosa que le gustó fue la intrusión cinematográfica que violaba el neorealismo—un momento que proveía una emocionada reformación de su fe que, en un mundo justo, Dios no condenaría a un hombre equivocado," escribió McGilligan.

En el museo de cera

Por supuesto, esto no quiere decir que Hitchcock creyera que el mundo era justo. Ni esto quiere decir que la fe de Hitchcock no era complicada. Richard A. Blake, autor de Afterimage: The Indelible Catholic Imagination of Six American Filmmakers, dijo que en las posteriores películas como The Birds (1963) se refleja la visión problemática y terrorífica del mundo natural. "Los pájaros, como Dios, son terroríficos debido a que son muy impredecibles," escribió Blake.

En un nivel, The Birds pone la pregunta de por qué Dios permite el mal, pero en otro, también sugiere On one level, The Birds levanta la película sobre por qué Dios permite el mal, but on another, it also suggests that there is something dreadfully awe-inspiring in the sometimes violent, sometimes eerily calm birds. Blake no dice que los pájaros representan a Dios, de por si mismo, pero si deja notar que son "totalmente Otro" y "totalmente incomprensibles para la mente humana," y ni la razón ni la superstición pueden explicarlos.

Más allá de eso, Blake sostiene que hay esperanza para los personajes humanos en The Birds—como en muchas de las películas de Hitchcock—y yace en actuar como "un miembro de la comunidad, quienes son a la vez pecadores y buscadores del amor."

Nunca un católico piadoso

Nunca fue exactamente Hitchcock uno de los católicos más píos. Sus películas tenían su parte de insinuaciones riesgosas, y a veces representó a los sacerdotes de una forma extrañamente irreverente, desde el ministro que provee la frase de gracia en Strangers on a Train al sacerdote que es secuestrado en la mitad de un servicio en Family Plot (1976), su última película.

Se ha dicho que a Hitchcock una vez se le ofreció una audiencia con el Papa, durante un viaje a Roma por el final de su carrera, pero él la rechazó, ya que se le aconsejó que no se atreviera a rechazarla. "¿Qué sería lo que haría," se preguntó, "si el Santo padre dijiera que en este mundo, donde hay tanto sexo y violencia, yo debiera mantenerme al margen?"

Cuando le preguntaron sobre sus creencias, Hitchcock tendía a bajarle el perfil a su fe católica—aunque admitía que existía una influencia. En una entrevista con Francois Truffaut, dijo, "No creo que pueda ser etiquetado como un artista católico, pero puede ser que la influencia en la crianza de uno guíe su instinto." Y, en una entrevista de 1973 a un periódico estudiantil de St. Ignatius College, dijo, "Una actitud católica fue adoctrinada en mi. Después de todo fue nacido como católico, fui a un colegio católico y ahora tengo una conciencia sobre muchos juicios sobre la fe."

Cerca del final de su vida, Hitchcock dejó de ir a la iglesia, y su salud empeoró, se resistió o incluso rechazó la oferta de un sacerdote de ir a su casa para una Misa privada o para la extremaunción. A pesar de ello, tras su muerte, se realizó una Misa en su memoria en la Iglesia Good Shepherd en Beverly Hills. "Fue un católico toda su vida," escribió Blake, "seguramente uno enojadizo, pero sin embargo un católico."

Traducción de Alfred Capra para Cine para católicos con la autorización de Christianity Today

Si vas a copiar parte de este artículo, citar partes, por favor deja un enlace a este, en verdad estoy agotado de traducir y escribir artículos para encontrarlos en otros sitios, sin citar nada de lo que he hecho, así como quienes sacan ideas de acá para escribir artículos, claramente leyendo este blog, y ni me citan, que feo...

(http://www.christianitytoday.com/ct/movies/commentaries/filmmakersoffaith/fofhitchcock.html)

 
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