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viernes, 14 de junio de 2013

Todos tenemos un proposito - Educar con el cine


Ilustración de Georges Melies,
similar a la reproducida por el autómata
en la película Hugo
Martin Scorsese dirigió la película Hugo en 2011, su primera película en 3D y su primera película familiar. Cuenta la historia de un niño que pierde a su padre, un relojero quien en sus ratos libres le enseñaba a su hijo el oficio y además estaban ambos trabajando en reparar a un autómata que encontró en un museo. El padre fallece  en un incendio, el niño se va a vivir y trabajar, dejando el colegio a la fuerza, con su tío, un borracho, a una estación de trenes. Allí aparece el segundo tema de la película, el descubrimiento de un exitoso director de cine, que se creía muerto, y que se encuentra muerto interiormente.



Pero bueno, en la película el niño es un virtuoso en reparar objetos mecánicos, especialmente relojes, pero además está terminando por su propia cuenta el autómata que había comenzado a reparar junto a su padre, esperando que este le dé algún mensaje. Por la mitad de la película, el niño dice este pequeño monólogo, que es espectacular, y en ese sentido le da un toque cristiano a la película haciendo que valga completamente la pena verla con los niños, para que escuchen este pensamiento dentro de una película que encontrarán, tal vez, entretenida, y así poder conversar sobre esta idea.


Todo tiene su propósito. Hasta las máquinas. Los relojes te dicen la hora. Los trenes te transportan. Hacen lo que deben hacer. Quizá por eso las máquinas rotas me ponen triste. No hacen lo que deben hacer. Quizá sea igual con las personas. Si pierdes tu propósito, es como si te rompieras.

Me imaginaba que todo el mundo era un enorme mecanismo. A las máquinas no les sobran partes. Siempre tienen las piezas exactas que necesitan. Así que pensé que si el mundo es un gran mecanismo... yo no podía ser una pieza extra. Tenía que estar aquí por alguna razón. Eso significa que tú estás aquí por una razón.

Por nuestra parte agregamos  a la idea anterior:

Carta a los efesios 2.10

10 Nosotros somos creación suya: fuimos creados en Cristo Jesús, a fin de realizar aquellas buenas obras, que Dios preparó de antemano para que las practicáramos.

Dios creo a cada uno de nosotros, cada persona que existió, existe y existirá fue pensada y creada especialmente por Dios, hijos de Dios, únicos e irrepetibles.

Santo Tomás de Aquino, Doctor de la Santa Iglesia Católica, Santo que debería ser estudiado por todos, señala en su Suma Teológica, Parte Ia - Cuestió 2, Artículo 3 las cinco vías para demostrar la existencia de Dios de forma lógica, racional. Aquí dejamos la Quinta Vía:

"La existencia de Dios puede ser probada de cinco maneras distintas... La quinta se deduce a partir del ordenamiento de las cosas. Pues vemos que hay cosas que no tienen conocimiento, como son los cuerpos naturales, y que obran por un fin. Esto se puede comprobar observando cómo siempre o a menudo obran igual para conseguir lo mejor. De donde se deduce que, para alcanzar su objetivo, no obran al azar, sino intencionadamente. Las cosas que no tienen conocimiento no tienden al fin sin ser dirigidas por alguien con conocimiento e inteligencia, como la flecha por el arquero. Por lo tanto, hay alguien inteligente por el que todas las cosas son dirigidas al fin. Le llamamos Dios."

Tal como habla del ordenamiento de las cosas podemos ejemplificar, por ejemplo, con el ordenamiento de un reloj, las piezas que forman un reloj. Los relojes nos dicen la hora y los trenes llegan a su destino porque están ordenados, configurados, para que cumplan con un fin. Los seres humanos fueron creados para llegar al cielo, existe una ley natural que nos ayuda a ello, un sentido común, aunque Chesterton nos diga que ya es el menos común de los sentidos, que fue creado para seguir el camino recto. Si algo falla, se rompe, es normal que nos pongamos tristes, ya que no actúan como debieran actuar, no hacen lo que debieran hacer. Si te apartas del Camino, de la Verdad, de Cristo Nuestro Señor, es como si te rompieras.

Uno puede imaginarse el mundo como un gigantesco mecanismo, que Dios creó en su totalidad, y siendo Dios perfecto, sin potencias, Acto Puro, no puede haber creado piezas extra, a las maquinas no les sobran partes. Toda máquina tiene las piezas exactas que necesitan. Ni tú ni nadie puede ser una pieza extra. Todos están aquí por alguna razón, aunque no la sepamos ahora, aunque nunca la sepamos. Eso significa que tú estás aquí por una razón.

Eso era más o menos lo que se me ocurrió cuando vi la película anoche. Ahora puedes leer nuevamente la primera cita, la de la película, y pensar si valdrá la pena ver esta película en familia. 

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